¡Ven, Señor Jesús! Con estas palabras cierra el último capítulo de las Sagradas Escrituras. La Biblia nos cuenta una historia inconclusa. El quebranto en nuestro mundo lo hace evidente; las cosas no son como debieran ser. Al igual que los antiguos, nosotros también somos un PUEBLO QUE VIVIE EN EXILIO, con un profundo anehlo de ser llevados de vuelta a casa. El niño del pesebre—anunciado por los profetas y portador de gran esperanza—ha prometido regresar, pero esta vez como Rey y Señor para consumar su Reino y deshacer—de una vez y por todas—la maldición que ha infectado nuestro mundo. Nosotros—al igual que los antiguos—vivimos en la espera. ¡Maranata! Ven, Señor Jesús.